Noticias e información en castellano sobre Bruce Springsteen

Glasgow

Bruce Springsteen recuperó en Glasgow el guión habitual de la gira Wrecking Ball, incluyendo cinco canciones del disco en el concierto, además de «My City of Ruins», un clásico de la gira que en 2013 apenas aparece. Ayer había motivo: se cumplían dos años de la desaparición de Clarence Clemons, y Bruce repescó la canción como homenaje al saxofonista.

No tocar un disco completo dio pie a un setlist muy variado en el cual mezcló canciones de su juventud («Saint in the City», «The E Street Shuffle» o «Rosalita» -ésta en los bises-) con repertorio reciente («Radio Nowhere», «My City of Ruins» y cinco temas de Wrecking Ball) y una buena selección de canciones de muchos discos distintos («The Ties That Bind», «I’m On Fire», «Tougher Than The Rest», «Atlantic City», «Open All Night»…), junto a versiones de «Jole Blon» y «Shout». El cierre, tras tres horas y media de concierto, lo puso de nuevo la versión acústica de «Thunder Road».

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Concierto memorable en Londres

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Horas antes del concierto el debate entre los fans consistía en acertar qué disco completo tocaría Springsteen en su concierto en Londres. Las opiniones mayoritarias optaban por Born in the USA (por sus tres conciertos en ese mismo escenario en 1985) o Born to Run (por ser la primera gira que llegó a Londres, en 1975). Bruce sorprendió a todos con una interpretación magistral de su obra maestra Darkness on The Edge of Town.

Rebobinemos. Horas antes la lluvia caía sin piedad sobre los miles de fans que hacían cola en las puertas del inmenso estadio de Wembley (71.000 entradas, todas agotadas). Sobre las cinco de la tarde la lluvia amainó y pudimos disfrutar de un concierto «en seco» y sin más contrariedades. «Land of Hope and Dreams» abrió fuego de forma espléndida, con los vientos en toda su gloria y Bruce enchufado desde el primer minuto. El atronador redoble de Max Weinberg dio paso a la furia de «Jackson Cage» y el nivel de tensión roquera se disparó. Sin pausa, enlazó con «Radio Nowhere». Más guitarras, más energía para un arranque demoledor.

«Save My Love», del injustamente olvidado The Promise, sonó a continuación, a petición de un fan. Del mismo modo llegó «Rosalita», pletórica, inmensa, alegre, desbordando expectativas con tan sólo veinte minutos de concierto (por suerte Bruce descartó un cartel que pedía «Hungry Heart»: «No… demasiado fácil», dijo). Bruce y Steve compartiendo micro, carreras, bailes, caretos divertidos y júbilo por doquier.

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Una breve pausa para retomar el aliento y más sorpresas: «This Hard Land», en una versión con toda la banda, delicada, emocionante, culminada con ese vital solo de armónica, calcado a la versión original. Una petición más trajo una inmensa «Lost in the Flood», cantada e interpretada con fuerza, como todo hasta ese punto. Bruce y la banda sonaban pletóricos, con ganas, con los tempos adecuados, sin ese tono lento o desganado que en ocasiones puede aparecer de forma inconsciente. No era el caso.

Tras dos canciones de Wrecking Ball y un «Hungry Heart» (ahora sí) que levantó del asiento a los londinenses, llegó el momento de la verdad y una frase que Bruce lanzó al aire: «Podemos seguir tocando más peticiones o podemos tocar Darkness on the Edge of Town de inicio a fin». El rugido en favor de Darkness decantó la balanza y Bruce aulló «one, two» de inmediato, dando paso a una versión inspirada de «Badlands», a su ritmo original, seguida de ese trallazo llamado «Adam Raised a Cain», el lamento de «Something in the Night» o la tensión de «Candy’s Room».

La elección de Darkness elevó el concierto a un nivel imprevisto. Joya tras joya de ese disco monumental nos sacudieron sin piedad, y en especial el increíble trabajo de Roy Bittan en un «Racing in the Street» sublime e interminable, una preciosa «Factory» o la desgarradora «Streets of Fire», uno de esos momentos que siempre deja KO y nos transporta a épocas gloriosas. El resto del concierto siguió los cauces festivos habituales, pero ya poco importaba después de casi dos horas de tocar el cielo con una actuación impecable y tantos momentos inolvidables.

«Light of Day», explosiva, fue la guinda al pastel antes de que el público finalmente explotara en los bises, en una recta final de celebración colectiva culminada en un último e inesperado bis de la mano de «Thunder Road», con el estadio en silencio absoluto mientras Bruce se despedía en solitario con una de sus canciones insignia. De lo visto, uno de los mejores conciertos de toda la gira Wrecking Ball. Una actuación demoledora, y es que cuando Springsteen se presenta de la forma que lo hizo en Londres el concierto se convierte en algo único, colosal.
Salvador Trepat.

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Bruce en Londres

Bruce Springsteen, hoy en Londres, cantando «The Promised Land», posiblemente para la campaña ONE lanzada por Bono (ver vídeo) en un lugar de Camdem.

Foto: @benjanilowe

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Ciao Milano

La afición de los italianos por la música de Springsteen es conocida desde hace muchos años. Es un público entusiasta y entregado, pero ayer, por lo que cuentan los que asistieron al concierto, superaron todos los límites posibles de «ruido». Fue un auténtico delirio.

Bruce salió al escenario mientras sonaba música del maestro Morricone, y un enorme mosaico humano que ocupaba casi toda la grada le recibió con la frase «Our Love is Real» y la palabra «NYCS» (en referencia a la canción «New York City Serenade»). La noche arrrancó con «Land of Hope and Dreams» y «My Love Will Not Let You Down», la respuesta del público fue inmediata y atronadora, y el concierto fue siempre a más. La euforia popular continuó con «Out in the Street», seguida por «American Land» y «Long Tall Sally» (de Little Richard, interpretada por primera vez en esta gira) tras recoger carteles entre las primeras filas. Lo extraño es que Bruce mostró el cartel de «Good Golly Miss Molly» pero se puso a tocar «Long Tall Sally». A continuación llegó ese temazo llamado «Loose Ends».

«The River» emocionó tanto al personal que Bruce tuvo que alargar el falsetto del final. El de ayer fue, básicamente, un concierto de grandes éxitos. Bruce celebró sus múltiples visitas a Milan descargando toda su artilleria de triunfos, incluyendo el disco Born in the U.S.A. al completo, ante el entusiasmo absoluto de los seguidores italianos.

La recta final del concierto completó la fiesta con «Waitin’ on A Sunny Day», «Badlands» y «Hungry Heart» de propina cerrando el bloque principal. Ya de vuelta al escenario inició los bises con un fragmento de «This Land is Your Land» que enlazó con «We Are Alive», una canción que se prodiga poco últimamente. El resto de bises acabaron de enloquecer a los milaneses, culminando con «Twist and Shout» y la impetuosa «Shout» (con el grito «I’m just a prisoner of rock’n’roll» incluido, como hacía en los 70), para volver a la calma final con un bis especial de regalo: «Thunder Road» en acústico.

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Long Tall Sally

Loose Ends

Cover Me

I’m Goin’ Down

This Land Is Your Land / We Are Alive

Shout

Thunder Road