madison square garden
The Killers invitan a Bruce Springsteen
En junio de este año los Killers publicaron una nueva versión de «Dustland», acompañados de Bruce Springsteen, quien participó también en el vídeo-clip de la canción. El pasado sábado tuvieron oportunidad de tocarla juntos, cuando le invitaron a participar en su segundo concierto en el Madison Square Garden de Nueva el 1 de octubre.
Bruce subió al escenario acompañado de Jake Clemons, y tocaron «Badlands», «Dustland» y «Born to Run» con The Killers, ante un público expectante y entusiasta.
Disfruta de esta colaboración con estos espléndidos vídeos:
MSG 05/16/88
Para este mes de mayo, el archivo de Springsteen vuelve a la gira Tunnel of Love, con el concierto registrado el 16 de mayo de 1988 en el Madison Square Garden de Nueva York, donde actuó 5 noches consecutivas. Aunque el repertorio de la gira era bastante estático y poco dado a cambios y sorpresas, este concierto destaca por su intensidad y por ser un fiel reflejo de lo que fue esa gira.
Tras el inicial «Tunnel of Love» llegan dos cañonazos con la trepidante «Boom Boom» seguida de «Be True» (habitualmente tocaba una u otra, raramente las dos), completando un arranque pletórico con una hiper-electrificada «Adam Raised a Cain», con un destacado papel de la sección de vientos.
Más adelante la combinación de «Seeds» con «Roulette» (outtake de The River que apareció en esta gira por sorpresa) es uno de los puntos álgidos de la primera parte del concierto, igual que ocurre con el potente duo «War»/»Born in the USA» que cierra el set. Pocas veces «Born in the USA» ha sonado tan demoledora e intensa como en esta gira.
La segunda parte sigue de nuevo el patrón habitual de la gira, aunque cabe destacar un par de canciones que, desafortunadamente, apenas aparecieron en la gira europea de estadios, y que son precisamente dos de las mejores canciones del disco: «One Step Up» y «Walk Like a Man», bellísimas, elegantes.
Llegan los bises, aunque quizá sería más correcto llamarles tercera parte del show si consideramos su duración: 9 canciones y 45 minutos. La acústica «Born to Run» (otra marca característica de esta gira) da paso al intervalo más festivo de la noche, con «Hungry Heart», «Glory Days», «Tenth Avenue Freeze-Out»… y un trio de sorpresas más: Bruce cantando «Crying» de Roy Orbison de forma magistral, el rock primitivo de «Have Love Will Travel» (versión del clásico de los Sonics de Seattle, 1965) y una despedida por todo lo alto con la E Street Band interpretando «New York, New York», popularizada por Frank Sinatra, mientras Bruce se despide del público neoyorquino.
La guinda la encontramos al final de la grabación, una vez finalizado el concierto, con una versión de «In Dreams» grabada durante las pruebas de sonido de esa tarde, horas antes del concierto. Una toma deliciosa y delicada en homenaje (dos veces el mismo día) a Roy Orbison, una de las mejores voces de la historia del rock.
La épica de Springsteen: nuestra crónica del film No Nukes
por Salva Trepat
A pesar de su reluctancia a participar en actos de carácter político, Bruce Springsteen aceptó formar parte de los conciertos No Nukes en 1979 tras la insistencia de su amigo Jackson Browne, uno de los fundadores de M.U.S.E., la organización anti-nuclear formada por varios músicos.
En medio de las sesiones de grabación del que sería su álbum The River un año después, Springsteen se tomó un respiro para dar sendas actuaciones en el Madison Square Garden de Nueva York los días 21 y 22 de septiembre, acompañado de la E Street Band. Hacía sólo nueve meses que había terminado la gira Darkness on the Edge of Town, probablemente la más celebrada de su carrera, con conciertos apoteósicos de tres horas de duración que marcaron época. Las expectativas eran enormes.
Ambos conciertos fueron filmados por un equipo profesional de cine dotado de 6 cámaras estratégicamente situadas alrededor del escenario, tres de ellas justo delante de la zona central del mismo, donde Bruce entraba en contacto directo con los fans, y dos de ellas en los laterales (cerca de Danny y Roy), además de una cámara en el lado opuesto del pabellón que ofrecía un plano general del escenario y el público del Garden. Es precisamente la situación de esas cámaras la que nos ofrece una visión privilegiada de los conciertos, y nos lo hace vivir como si fuéramos espectadores situados justo en la primera fila, con la oportunidad de ver cada detalle de los movimientos de Bruce y su banda.
El sonido, estupendamente remezclado por Bob Clearmountain de las cintas multi-pistas originales, añade más contundencia al visionado. Tras un recibimiento clamoroso, Bruce arranca con la impetuosa «Prove it All Night» y lo primero que adivinamos es que la voz de esa gira ’78 sigue intacta, con Bruce dejándose la garganta en cada estribillo y sonando con la misma fuerza que en esa gira. El solo final de la primera canción así lo demuestra: incendiario. Max, esa bestia de la batería, aporrea como si no hubiera mañana y Bruce no para no un segundo.
Dos segundos de pausa y el aullido «One, Two…» nos lleva a «Badlands». Son cinco minutos de intensidad creciente, con un énfasis vocal endiablado, Roy marcando con fuerza los clásicos acordes de piano y Max, de nuevo, redoblando con más fuerza que nunca. El apogeo llega con el solo de guitarra y los movimientos alocados a lo Pete Townsend (todo visto desde los poquísimos centímetros que separan la cámara del cuerpo de Bruce), enlazando con esa otra fuerza de la naturaleza que era Clarence Clemons, en un solo de una furia incontenible mientras Bruce salta sobre la tarima. No hay pasado ni diez minutos y el Madison es ya un delirio. Parece increíble que tras una versión como esta le quede ni un ápice de voz.