Esta semana se han hecho oficiales las fechas de la primera parte de la gira americana de 2023, con conciertos entre los meses de febrero y abril. Todas las entradas, salvo 4 excepciones, se venderán a través del sistema Verified Fan de Ticketmaster, como ya se hizo para los conciertos en Broadway. Los conciertos en Houston, Philadelphia, Brooklyn y Cleveland se venden en otras tiqueteras y no requieren de ningún código especial de acceso.
El interesado debe registrarse antes del día 17 en la web Verified Fan. Una vez registrado Ticketmaster enviará aleatoriamente cupones que permiten acceder a la compra de cada concierto. Registrarse no garantiza recibir un cupón, ni recibir el cupón garantiza conseguir comprar entradas ya que dependerá de cuanta gente esté comprando y lo que tarden en agotarse. Se prevé que no será fácil debido a la altísima demanda que habrá.
Por otro lado, y aunque no se han anunciado, se rumorea que los precios irían desde los 99$ (el nivel superior de cada pabellón) hasta precios de entre 300$ y 500$ para las gradas más cercanas y la zona pit delante del escenario. Las entradas saldrán a la venta entre el 20 y el 29 de julio, dependiendo de cada ciudad.
Estas son las fechas, ciudades y lugares por donde pasará la gira en Estados Unidos en su primera fase, así como la fecha de inicio de la venta de cada uno y la web donde comprarlas:
Darkness on The Edge of Town. La obra que consagró definitivamente los poderes de Bruce Springsteen.
Un disco oscuro, sincero, donde la realidad de la vida se impone. Los sueños presentes en su anterior entrega, Born to Run, la certidumbre de que un futuro mejor aguarda al final del camino, se diluyen en Darkness. Bruce ha madurado y ha sufrido, ha saboreado las mieles del éxito y, también, la decepción tras un amargo juicio con Mike Appel, mánager y amigo que se aprovechó de su ingenuidad cuando se unieron sus caminos.
El de Nueva Jersey estuvo dos años sin pisar un estudio de grabación. Por razones contractuales, debía tener el permiso de Appel para hacerlo. Tampoco era el dueño de sus canciones, en manos de su entonces mánager. El juicio supuso la única alternativa posible para recuperar el control de su obra, la libertad artística y, también, para dejar atrás la precariedad económica a la que estaba sometido, con Appel recibiendo el doble de ingresos.
Una vez superado el litigio, alzándose vencedor, llegó la hora de cocinar Darkness on The Edge Of Town. Su gestación estuvo claramente marcada por la frustración previa, la incertidumbre, la posibilidad de que su trayectoria se fuese al garete, el golpe de realidad al ver que las promesas pueden ser rotas con la fragilidad de una copa de cristal. Los personajes del disco deben hacer frente a vidas vacías, sin mayor ilusión que la de tratar de evadirse, como les sucede a los protagonistas de “Racing in The Street”. Mientras algunas personas mueren poco a poco, minuto a minuto, sin nada por lo que luchar, en esta perfecta composición él y ella prefieren hacer carreras a medianoche para limpiar sus pecados, para no dejar que la crueldad del día a día los devore.
Darkness on The Edge of Town. La obra que consagró definitivamente los poderes de Bruce Springsteen.
Un disco oscuro, sincero, donde la realidad de la vida se impone. Los sueños presentes en su anterior entrega, Born to Run, la certidumbre de que un futuro mejor aguarda al final del camino, se diluyen en Darkness. Bruce ha madurado y ha sufrido, ha saboreado las mieles del éxito y, también, la decepción tras un amargo juicio con Mike Appel, mánager y amigo que se aprovechó de su ingenuidad cuando se unieron sus caminos.
El de Nueva Jersey estuvo dos años sin pisar un estudio de grabación. Por razones contractuales, debía tener el permiso de Appel para hacerlo. Tampoco era el dueño de sus canciones, en manos de su entonces mánager. El juicio supuso la única alternativa posible para recuperar el control de su obra, la libertad artística y, también, para dejar atrás la precariedad económica a la que estaba sometido, con Appel recibiendo el doble de ingresos.
Una vez superado el litigio, alzándose vencedor, llegó la hora de cocinar Darkness on The Edge Of Town. Su gestación estuvo claramente marcada por la frustración previa, la incertidumbre, la posibilidad de que su trayectoria se fuese al garete, el golpe de realidad al ver que las promesas pueden ser rotas con la fragilidad de una copa de cristal. Los personajes del disco deben hacer frente a vidas vacías, sin mayor ilusión que la de tratar de evadirse, como les sucede a los protagonistas de “Racing in The Street”. Mientras algunas personas mueren poco a poco, minuto a minuto, sin nada por lo que luchar, en esta perfecta composición él y ella prefieren hacer carreras a medianoche para limpiar sus pecados, para no dejar que la crueldad del día a día los devore.
En general, el disco sigue por esta estela de desasosiego, pero siempre con una pequeña luz de esperanza en el horizonte, transmitiendo el mensaje de que, pese a los reveses de la vida, la evaporación de los sueños, las desilusiones generadas por la traición, las certezas ahora convertidas en dolorosas dudas, siempre vale la pena luchar, rendirse no es una opción.
Épica gira por Estados Unidos con parada en el Roxy de L.A
A la publicación del disco le siguió una gira por Estados Unidos, considerada como la más incandescente y épica ofrecida por Springsteen en toda su trayectoria. Entre los conciertos más recordados se encuentra el acaecido en el Roxy de Los Ángeles, un pequeño recinto con capacidad para apenas 500 personas, donde la intimidad que se respiraba entre el artista y su público creó un aura mágica, cuya leyenda llega hasta nuestros días. Se celebró el 7 de julio de 1978, hace exactamente 44 años.
El directo fue ofrecido en primicia por una emisora FM, al igual que otros cuatro durante la gira. Así pues, el brutal impacto de aquellas noches no fue únicamente recibido por las personas que las disfrutaron en vivo, sino también por miles de oyentes que quedaron hechizados por la abrumadora electricidad que emergía de sus diales.
Bruce salió al escenario del Roxy palpablemente disgustado, ya que muchas de las entradas fueron repartidas por la compañía discográfica a unos pocos privilegiados de la industria musical, el caso de artistas, mánagers o periodistas. El resultado de aquella decisión fue que muchos seguidores se quedaron fuera tras horas de espera. Nada más pisar el escenario, este fue el discurso del protagonista de la velada: “Hola, ¿Qué tal lo lleváis? Bueno, primero, quiero daros las gracias por haber venido, agradecer a L.A por tratarnos tan bien, los últimos dos días en la ciudad han sido fantásticos. Sé que hay mucha gente que ha estado esperando ahí fuera, y muchos de ellos no han podido entrar por una u otra razón y quiero pedirles disculpas. Si pudiera, invitaría a toda la ciudad. Me gustaría decirles, a quienes no pudieron entrar o lo han pasado mal en la calle, que lo siento y que es culpa mía. Yo no estaba tratando de convertir esto en una fiesta privada porque ya no doy fiestas privadas. Así que dadme sonido en este micrófono, vamos a tocar un poco de rock and roll para vosotros…”.
El concierto arrancó con una versión de “Rave On”, de Buddy Holly. Acto seguido, la primera pieza de Darkness, “Badlands”, donde Bruce escupió fuego por la boca en una interpretación más vigorosa y electrizante que la registrada en el estudio. Las otras composiciones de la obra del 78 que figuraron en el Roxy fueron: “Darkness On The Edge Of Town”, “Candy’s Room”, “The Promised Land”, “Prove It All Night” y “Adam Raised a Cain”, alcanzando todas su máxima expresión, con un nivel de intensidad que pone los pelos de punta y dejó a los allí presentes extasiados. Y cómo olvidar “Racing in The Street”, colocada justo antes que “Thunder Road”, lo que se repitió durante toda la gira. Ambas canciones se complementan a la perfección, reflejando la cohesión existente en la obra del de Nueva Jersey.
Lo explica inmejorablemente Julio Valdeón en su ensayo American Madness, Bruce Springsteen y la creación de Darkness On The Edge Of Town: “La naturalidad con la que ambas canciones enlazan hace creer, aunque sabes que no es así, que nacieron juntas, que ya en la cabeza de Bruce habían germinado para ser compañeras. Racing toma la historia allí donde acabó Thunder Road, con los jóvenes amantes un poco más viejos y jodidos, pero, buen conocedor del pulso que necesitaba un concierto, de que el público acudía para soñar, les daba la vuelta, ofreciendo primero el bocado de amargura y más tarde la promesa”.
Uno de los múltiples hechos que hace de este concierto algo especial es que en él se estrenaron dos de sus temas más memorables, inéditos en ese momento, que serían publicados en su siguiente obra, The River. Hablamos de “Point Blank” e “Independence Day”. La primera ya hacía gala de su descomunal dramatismo y amenazadora oscuridad, mientras que la segunda fue interpretada con el piano como único acompañamiento a la voz de Springsteen, quien dedicó la canción a su padre: “Escribí esta canción hace mucho tiempo. Mi padre siempre me decía que debía hacer las cosas mejor que él. Esta es para él”. Precisamente, la letra aborda los problemas entre un hijo y su progenitor, la enorme distancia que hay entre ellos, la nula comprensión de una relación abocada al fracaso, una frialdad que obliga a que cada unotome su propio camino, sin rencor pero sin vuelta atrás.
No faltaron clásicos como “Born To Run”, “Spirit In The Night”, “She’s The One” o “Backstreets”. Tampoco descartes de Darkness como “Fire” o “Because The Night”, maravillas por las que cualquier otro artista daría un brazo. En total, 24 canciones y 147 minutos en los que regaló, indiscutiblemente, uno de los mejores conciertos de su carrera. El del Roxy no fue el único episodio glorioso de una gira plagada de ellos, de recitales que marcan y definen una trayectoria. Sirvan como ejemplo el directo del Passaic (Nueva Jersey) o la experiencia sobrecogedora vivida en Winterland (San Francisco). Cada noche, Springsteen y su banda poseían una bola de partido para demostrar que no tenían rival sobre las tablas, que habían regresado para quedarse, que eran un huracán escénico inolvidable. Daba la sensación de que la vida de Bruce pendía de un hilo y que aquellos conciertos eran su único pasaporte hacia la salvación. En los años venideros facturó giras extraordinarias, pero nunca más volvió a estar al borde del precipicio, en un abismo del que se libró por los pelos. En el 78, luego de unos años previos atroces y convulsos, buscaba la redención.
Los directos eran su válvula de escape, el lugar donde exteriorizar sus demonios internos. Era alguien que había conocido los senderos del infierno y que ahora tenía la oportunidad de conquistar la tierra a base de canciones incontestables, interpretadas con pasión y, sobre todo, con una verdad que conmueve, que inspira y contagia, provoca el llanto o la alegría, melancolía u optimismo, pero nunca indiferencia, porque todas y cada una de las personas que fueron testigos de la gira vivieron, junto a él, unos sentimientos tan reales como imperecederos. Cada concierto representaba la vida misma condensada en tres horas.
Con la edición del concierto del 28 de diciembre de 1980 en el Nassau Coliseum de Nueva York se completa la trilogía de conciertos que Bruce Springsteen & The E Street Band ofrecieron para cerrar de forma majestuosa el año y la primera parte de la gira The River.
Esta actuación, la primera de las tres noches, arranca con la versión roquera del clásico «Merry Christmas, Baby» de Lou Baxter (grabada en 1947 por Johnny Moore, aunque la versión de Springsteen está basada en la de Otis Redding de 1963), seguida de un explosivo trio formado por «Badlands», «Two Hearts» y «Tenth Avenue Freeze-Out» para mostrar el poderío de la E Street Band.
Entre los momentos destacados están el estreno de «This Land is Your Land», con un Bruce más concienciado social y políticamente tras leer la biografía de Woody Guthrie escrita por Joe Klein, tal como menciona antes de iniciar la canción, en una versión distinta de la que llegaría a Europa en la gira de 1981.
La primera parte transcurre combinando rocks poderosos y acelerados («Out in the Street», «Prove it All Night», «Who’ll Stop the Rain» o «The Promised Land») con baladas que dan un respiro a la intensidad de la noche («Independence Day», «Factory» o «The River»), culminando con una sentida «Thunder Road» donde Bruce deja cantar al público más estrofas de lo habitual, convirtiéndola en una de las versiones más emocionantes de su carrera.
Tras un descanso Bruce y los E Streeters vuelven al escenario para una segunda parte trepidante repleta de canciones de The River (llegaron a tocar 13 temas del álbum esa noche). Tras un inicio desenfrenado con «Cadillac Ranch» y «Hungry Heart» llega la festiva «Sherry Darling», con su extenso solo de saxo al final. Ojo a los coros en «Hungry Heart» a cargo de los invitados Mark Volman y Howard Kaylan (conocidos como «Flo & Eddie») replicando lo que ya hicieron en la versión del álbum, y al entusiasmado público cantando a todo volumen la primera estrofa de la canción y el estribillo.
Tiempo ahora de revisar el pasado con dos outtakes del Darkness: «Fire» y «Because the Night». Se da la circunstancia de que esta última fue publicada en la caja Live/1975-85, aunque el larguísimo solo de guitarra fue cambiado por un solo más corto que Bruce hizo en el estudio en 1986, alterando así la verdadera versión en directo, una práctica que repitió en muchas otras canciones de la famosa caja.
Sus primeros discos quedan bien representados por sendas y estupendas versiones de «Sandy», «For You» y «Rosalita», las cuales acompañan a las canciones de The River, con sus canciones más eléctricas («The Ties That Bind», «Ramrod», «You Can Look»), alternadas con las baladas («Stolen Car», «Wreck on the Highway», «Point Blank»).
A un concierto de por sí muy extenso se añade una contundente tanda de bises, con la apropiada «Santa Claus is Coming to Town» junto a «Jungleland», «Born to Run» y el «Detroit Medley», alargando el show hasta las 3 horas y media, dejando a un público exhausto que ha tenido la ocasión de celebrar el final del año con un concierto impresionante (que incluso sería superado en las dos noches siguientes, también publicadas del archivo oficial).
Bruce Springsteen acababa de llegar por fin al nº 1 de las listas con su flamante doble álbum The River, tenía 31 años, se permitía tocar casi cuatro horas cada noche junto a una E Street Band en plenitud y se preparaba para la conquista de Europa el año siguiente.
Coincidiendo con su 72 cumpleaños, Bruce Springsteen ha anunciado los detalles de su próximo disco The Legendary 1979 No Nukes Concerts. Se publicará el 19 de noviembre y en estos formatos: Doble vinilo, Doble CD+DVD y Doble CD+Bluray.
El álbum y DVD recogen una mezcla de los dos conciertos que Bruce Springsteen y la E Street Band ofrecieron en el Madison Square Garden de Nueva York los días 21 y 22 de septiembre de 1979, cuando formaron parte del elenco de artistas que participaron en los conciertos antinucleares «No Nukes», organizados por MUSE, una asociación liderada por músicos como Jackson Browne, Graham Nash o Bonnie Raitt. El primer concierto supuso el estreno mundial de una nueva canción, «The River», basada en la vida de la hermana del artista, y que acabaría dando nombre a su nuevo álbum en estudio, publicado un año después.
Las 13 canciones distintas que tocaron quedan reflejadas en este doble álbum y DVD/Bluray, incluyendo los bises (distintos cada noche). El realizador Thom Zimny, colaborador habitual de Springsteen, se ha encargado de restaurar y editar las filmaciones originales de 16mm, mientras que Bob Clearmountain se ha ocupado de mezclar la grabación en audio, dando resultado a una espectacular película que refleja las explosivas actuaciones de Bruce y su banda en los años 70. El clip promocional nos muestra con claridad la grandeza y majestuosidad de esos conciertos.
“Los años 70 fueron un periodo dorado en la historia de Bruce Springsteen and the E Street Band, y The Legendary 1979 No Nukes Concerts es el mejor documento que nunca tendremos de esa era», ha dicho Jon Landau. «Es un espectáculo de rock puro de principio a fin, el nivel de energía es transcendente, y el dominio del arte y el oficio del rock es sobrecogedor».
Tres canciones («Thunder Road», «The River» y unos fragmentos de «Quarter to Three») se habían publicado anteriormente en la recopilación de vídeos Video Anthology 1978/2000 y en la película No Nukes estrenada en 1980, y otras dos («Stay» y una versión abreviada de «Detroit Medley») se publicaron en el triple álbum de vinilo No Nukes, editado en noviembre de 1979.
El 16 de noviembre se publicará en formato digital descargable, y a partir del 23 de noviembre se podrá también alquilar en diversas plataformas de streaming.
El repertorio completo incluye estas 13 canciones:
1. Prove It All Night
2. Badlands
3. The Promised Land
4. The River
5. Sherry Darling
6. Thunder Road
7. Jungleland
8. Rosalita (Come Out Tonight)
9. Born To Run
10. Stay
11. Detroit Medley
12. Quarter To Three
13. Rave On
Clip promocional de The Legendary 1979 No Nukes Concerts: