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Madrid: Wrecking Ball in the USA

por Cris Magdaleno

La tercera y última actuación de la gira The River en España finalizó ayer en el Santiago Bernabéu con 55.000 personas saltando y gritando durante más de tres horas al ritmo de los grandes éxitos de la carrera de Bruce Springsteen.

panoComo en 2012, Badlands abrió el concierto y arrastró al estadio a la más absoluta locura. Un público algo más vibrante que en las anteriores citas de este tour permitió al Boss dirigir la noche a través de temas que, progresivamente, sumieron a los fans en la histeria colectiva que este tipo de espectáculo requiere, sin tiempo casi para mediar palabra.

signsTras My Love Will Not Let You Down y una electrizante Cover Me, se vislumbraba el comienzo del Río con The Ties That Bind, Sherry Darling y Two Hearts, pero fue interrumpido por Wrecking Ball, una de las sorpresas de la noche. Lo cierto es que la velada tuvo mucho de aquel interminable show del 2012. La incursión en el setlist de My City of Ruins y, más tarde, de Spirit in the Night, además del eco horrible y el sonido acoplado durante casi todo el concierto, nos retrotrajo a aquel caluroso 17 de Junio. La emotiva My City of Ruins logró trasladarnos a una iglesia anabaptista de la América profunda donde música y oración se conjugan a la perfección, con ese momento de predicador que a Bruce tanto le gusta. El público, with these hands, siguió cada nota, hasta el final, en perfecta comunión.

pointingCorría el rumor de que Gary US Bonds podría aparecer por la capital española, así que muchos aprovechábamos la cola para recordar con enorme cariño aquella vez que el Santiago Bernabéu se convirtió en un pequeño antro de Asbury Park mientras Southside Johnny y Bruce se desgañitaban con Talk To Me. Sin embargo, Gary no apareció y Bruce continuó con su trabajo, de pico y pala, martilleando a sus fans con un éxito tras otro (Hungry Heart, Out in The Street, The Promised Land…). Poco tiempo tuvieron para estar sentados aquellos que prefirieron grada.

Gracias a una de esas pancartas de cartón, pudimos disfrutar de una fantástica y poderosísima Trapped, cover de Jimmy Cliff, que enlazó muy bien con The River y Point Blank, las dos últimas canciones que interpretaría Bruce del disco que da nombre a la gira. Si hace varios años nos hubiesen dicho que Point Blank gozaría de tanta importancia y frecuencia en los setlists, muchos habríamos firmado con los ojos cerrados, sin importar el resto. Pero hoy no todo vale. Si bien fue una interpretación fantástica, con Roy Bittan haciendo gala de su enorme maestría, a partir de aquí Springsteen se rindió a las masas: el Boss encadenó cuatro canciones seguidas de Born in the USA. Downbound Train, por cierto, derrochó la tristeza de la historia que narra en todos y cada uno de sus acordes y su actuación fue tan maravillosa como siempre. A veces estigmatizamos todo el álbum Born in the USA, pero tiene joyas de este calibre. Pero lo que siguió fue un brindis al sol, con bailes rockabillys, shalalas y niños cantores en Waitin’ on a Sunny Day que ni siquiera se sabían la letra de la happy pop song de The Rising.

nensAyer hubo un detalle que refleja muy bien en qué se convierte Springsteen cuando toca en un estadio delante de tanta gente entregada a lo que sea. Johnny 99 cuenta la historia de un hombre al que prácticamente han desahuciado de la vida. Se ha quedado sin trabajo, es un asesino por pura desesperación y no tiene ningún motivo por el que vivir, pero ni siquiera le conceden el alivio de ser condenado a muerte. La canción es un verdadero drama. Pues bien, ayer formó parte del tramo festivo del espectáculo, con bailes y risas tanto en el césped como sobre el escenario. Curioso.

El solo de Nils Lofgren en Because the Night puso un poco de sentido y Land of Hope and Dreams, cuidada, emocionante y perfectamente ejecutada cerró el mainset antes de los bises.
13236259_10154176301327370_1202219965_nEn este tren va mucha gente. No sólo los fans agolpados en las primeras filas que buscan rarezas y ponen mala cara cuando Waitin’ on a Sunny Day, que no se encontraba en el setlist original, desplaza a Racing in the Street, planeada previamente por Springsteen. Bruce es complaciente y, por qué no decirlo, populista. No va a levantar un estadio con Racing. Con el Glory Days de turno lo hará. Y hay que asumirlo. Es su decisión. Aunque es criticable. The River Tour ayer no fue tal. Hubo más canciones de Born in the USA que de The River, que es algo muy grave. Muchas de las canciones de The River que sonaron en Madrid no hacen justicia al disco. El disco no es sólo Hu
ngry Heart
y Out in the Street: es también Stolen Car, Fade Away, Drive All Night o Wreck on the Highway.

Los bises, ya con las luces encendidas, ofrecieron lo mismo que en los tres anteriores conciertos. Born in the USA, Born to Run, Glory Days, bailecito en Dancing in the Dark, Tenth Avenue Freeze-Out, movimientos de brazos a un lado y a otro en Bobby Jean y gritar aaaaahhh muy fuerte en Twist and Shout. El estadio parecía venirse abajo en cualquier momento.

13282287_10154176313367370_728022058_nCuando se despidió la E Street Band, y recuperando la costumbre que también era habitual durante la gira Wrecking Ball en 2013, Bruce volvió a salir armado únicamente de su guitarra acústica y su armónica. La intro de Thunder Road marcaba el camino y amortizaba para muchos el precio de la entrada. Bruce seguía siendo Bruce. Esperemos que no se seque más el Río. Veremos por dónde nos seguirá llevando en Europa. Suponemos que these two lanes will take us anywhere.

Fotos: Rubén García/SalvaTrepat/Point Blank

Setlist completo concierto Madrid

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