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Barcelona 1981 – 40 años – Parte 3

«Cualquier persona que fue salió enloquecida»

Adrián Vogel (del libro Bruce Springsteen en España)


La larga espera acabó la semana después de Pascua, y Springsteen aterrizaba en Barcelona el lunes día 20 de abril. Como cuenta Adrián Vogel (entonces en CBS y encargado de acompañar al artista durante su estancia) en el estupendo libro Bruce Springsteen en España (Jordi Bianciotto y Mar Cortés 2011), llevaron al artista a dar una vuelta y que conociera Barcelona, y Bruce «quedó acojonado con Gaudí. Dijo aquello de que era como cuando vio a Elvis en el Ed Sullivan Show. Era un tipo con capacidad de entender a Gaudí y de entender también la Rambla. Tenía un gran afán por aprender».

El Correo Catalán, 21 de abril de 1981

A media tarde del día 21 Springsteen y su troupe llegaron al Palau, y durante las pruebas de sonido Bruce se dedicó a pasearse por las gradas para comprobar que el sonido era adecuado, como pudieron comprobar una docena de fans que se colaron tras un despiste de algún portero que abrió puertas antes de hora.

El póster de CBS para las tiendas

Llega la noche y durante casi tres horas, el deliro, la emoción, el desbordamiento, la apoteosis, la euforia… un cúmulo de emociones que quedaron marcadas a fuego en el recuerdo de 7.000 afortunados. «Cualquier persona que fue salió enloquecida y se convirtió en la propagadora más importante del artista», recordaba Adrián Vogel.

El concierto mezcló canciones de sus tres discos más conocidos en ese momento, Born to Run, Darkness on the Edge of Town y The River, con una única pincelada a sus dos primeras obras (la explosiva «Rosalita», con la que finalizó la segunda parte) y versiones de John Fogerty («Who’ll Stop the Rain?» -de su etapa en la Creedence- y «Rockin’ All Over The World») o Woody Guthrie («This Land is Your Land»).

Un pequeño y ávido grupo de fans intrépidos contravino las prohibiciones habituales y grabó el concierto. Existen al menos 4 grabaciones de audio (de distinta calidad, aunque ninguna muy destacable) y dos en vídeo: unos pocos minutos -sin sonido- filmados en película Super8 al inicio del concierto, y los 25 minutos de vídeo con diez canciones que aun se pueden ver en Youtube.

El lado oscuro de la fuerza…

El vídeo más completo lo grabó Gaspar Fraga, quien ese día decidió probar su nueva cámara en el concierto. En aquella época una cámara portátil tenía un peso considerable, y se componía de dos piezas, la propia cámara y un grabador con la correspondiente cinta VHS. Entrar el equipo y tener la paciencia de grabar era poco menos que una proeza.

Pocos años después, al conocer de la existencia de dicha filmación, contacté con Gaspar, quien muy amablemente -y sin apenas conocerme- me recibió en su casa, me mostró el impresionante documento y me permitió hacer copias para compartir con amigos.

Uno de estos amigos, Manuel Huerga, subió muchos años después el vídeo a Youtube y, como se dice, el resto es historia…

Vídeo: 25 minutos gloriosos en 10 vídeos.

Bruce Springsteen en barcelona 1981 - el éxtasis
Éxtasis en Barcelona. Danny Federici, Clarence Clemons y Bruce. Foto © Francesc Fàbregas.

El repertorio del concierto en Barcelona fue el siguiente:

       Primera parte:

  1. FACTORY
  2. PROVE IT ALL NIGHT
  3. OUT IN THE STREET
  4. THE TIES THAT BIND
  5. DARKNESS ON THE EDGE OF TOWN
  6. INDEPENDENCE DAY
  7. WHO’LL STOP THE RAIN
  8. TWO HEARTS
  9. THE PROMISED LAND
  10. THIS LAND IS YOUR LAND
  11. THE RIVER
  12. BADLANDS
  13. THUNDER ROAD

    Segunda parte:
  14. CADILLAC RANCH
  15. SHERRY DARLING
  16. HUNGRY HEART
  17. BECAUSE THE NIGHT
  18. YOU CAN LOOK (BUT YOU BETTER NOT TOUCH)
  19. POINT BLANK
  20. RACING IN THE STREET
  21. BACKSTREETS
  22. RAMROD
  23. ROSALITA (COME OUT TONIGHT)

    Bis:
  24. BORN TO RUN
  25. DETROIT MEDLEY
  26. ROCKIN’ ALL OVER THE WORLD

Mañana: la reacción de la prensa.

Barcelona 1981 – 40 años – Parte 2

Estamos en marzo de 1981 y las opciones de ver a Springsteen por estos lares se habían desvanecido. Pero sucedió lo inesperado: Springsteen, exhausto, canceló diversos conciertos de su gira americana, que fueron pospuestos hasta primeros de marzo. El cambio de fechas y el agotamiento físico del artista forzaron la cancelación de la gira británica que arrancaba ese mismo mes, cuyas fechas se movieron a mayo y junio. Se movieron más fechas continentales y eso abrió las puertas a intentarlo de nuevo. Francia, donde debía dar cuatro conciertos (dos en París, uno en Lyon y uno en Montpellier), salió perjudicada, perdiendo el concierto del 24 de abril en Montpellier (que se trasladó más al norte, a Lyon).

Anuncio en prensa con las fechas originalmente previstas en el Reino Unido en marzo y abril
Las fechas británicas se trasladaron a mayo y junio. Los compradores recibieron esta postal informativa.

Y así el 24 de marzo saltaba la noticia. Gay & Company, via télex, anunciaba un único concierto: «Confirmamos fecha de 21 de abril de Bruce Springsteen en Barcelona». Se intentó una segunda fecha en Madrid pero fue imposible. La prensa española se hacía eco de las exigencias: sillas en pista y 10 millones de pesetas de caché. Lo primero, como sabemos, no llegó a cumplirse.

Diario Pueblo, 25 de marzo de 1981

A primeros de abril, a pocas semanas del concierto, se pusieron las entradas a la venta. Unas 7.000 personas acudieron a la cita, incluyendo cientos de fans que vinieron en autocares organizados desde Madrid, Bilbao, Valencia, Valladolid, Murcia y otras ciudades. Ya por entonces había un nutrido grupo de fans entregados que de ninguna manera iban a perderse un acontecimiento histórico.

The River había llegado a las listas de éxitos españolas, «Sherry Darling» se publicó como segundo single (con una inédita, la estupenda «Be True», en la cara B) y no paraba de sonar en todas las emisoras. Springsteen había consolidado, paso a paso desde la edición de Born to Run en 1975, una carrera sólida que había aumentado el mito año a año. Se oía hablar de sus conciertos legendarios, pero prácticamente nadie aquí lo había podido atestiguar, salvo la docena de periodistas que CBS mandó a Londres en 1975 para ver uno de los pocos conciertos que Springsteen ofreció en Europa ese año.

La ciudad se llenó de posters anunciando el concierto (compartiendo cartel con otro concierto mítico, el de The Clash en Badalona el 28 de abril), las tiendas tuvieron su poster también (en color, hecho por la discográfica y donde hablaba de «única actuación en España») y se publicaron anuncios en prensa (El Noticiero Universal sorteó entradas para 35 afortunados).

Una preciosa entrada a todo color garantizada la puerta al paraíso Springsteeniano, tras pagar las 900 pesetas que costaba. Ya sólo quedaba esperar unos días hasta que llegaran las 21:30 del (lluvioso) martes 21 de abril.


Mañana: el concierto.

Barcelona 1981 – 40 años – Parte 1

«Los rostros que vimos entre el público fueron de los más hermosos y apasionados de todo el planeta. Tocamos para unos pocos miles, pero el entusiasmo que mostraron conmovió a la banda y fue algo inolvidable. Volveríamos»

Bruce Springsteen, en su biografía Born to Run (2016)

«Cuando la banda tocó las primeras notas de Prove it All Night, la multitud se puso en pie de repente y empezó a saltar, a cantar, a gritar, a agitarse compulsivamente. Fue como un delirio colectivo, como si les fuera la vida en cada una de las notas de esas canciones.
Jamás he vuelto a ver un grupo de fans que lo ‘demostrara toda la noche’ como aquella multitud en 1981. Ni en Barcelona, ni en ningún otro sitio. Fue el mejor concierto al que he asistido en mi vida.»

Dave Marsh, en su libro Bruce Springsteen On Tour 1968-2005 (2006)


Tanto Bruce como su biógrafo Dave Marsh recuerdan con especial cariño y grandes elogios el primer concierto que el artista ofreció en Barcelona el 21 de abril de 1981.

Cuando en enero de ese año se anunció que Springsteen y la E Street Band darían una extensa gira por Europa en primavera, España no aparecía en la lista de países elegidos. El camino hacia el 21 de abril era aún incierto y tortuoso.

La gira debía iniciarse el 19 de marzo en el Reino Unido, para proseguir por el continente a partir del 9 de abril. La promotora Gay & Company intentó contratar a Springsteen, como se refleja en los artículos publicados en esos primeros meses.

El 21 de enero el diario Pueblo recogía los primeros rumores («Dicen que viene Bruce Springsteen»), donde se especulaba con dos conciertos (Madrid y Barcelona) a finales de marzo, aunque ya avanzaba que «no hay que hacerse demasiadas ilusiones». El día 28 retomaban el tema afirmando que «la cosa va por buen camino», aunque parecía descartar Madrid por la falta de locales adecuados a las exigencias de «los mánagers del músico», que exigían «unas mínimas condiciones».

Diario Pueblo, 21 de enero de 1981

En febrero (a diez días del golpe de estado) Marca era contundente: «Springsteen no actuará en España». Se habían anunciado ya las fechas europeas y España quedaba descartada. Según el diario deportivo, «Springsteen se subió a su montaña, exigiendo asientos numerados y pidiendo un caché bastante alto. Cosas que no se pueden cumplir con la infraestructura española».

Llegado este punto la decepción era grande. Una vez más una gira internacional esquivaba España. Para muchos tocaría cruzar la frontera francesa o perder la oportunidad.

Mientras tanto el doble The River seguía escalando posiciones, con «Hungry Heart» sonando con fuerza en la radio, y llegaba a las 25.000 unidades vendidas, consolidando una sólida base de seguidores en el país.


Mañana: la confirmación.

Diario Pueblo, 28 de enero de 1981
Marca, 13 de febrero de 1981

 

Springsteen y Barcelona: 40 años de amor a primera vista

por Asier Miner

Hoy, 21 de abril de 2021, se cumplen 40 años del primer concierto de Bruce Springsteen en Barcelona. Para cuando el de Nueva Jersey aterrizó en nuestro país ya era una estrella absolutamente consagrada. The River, lanzado el 17 de octubre de 1980, lo colocó en lo más alto de las listas estadounidenses por primera vez en su trayectoria. Las 20 canciones que conformaban el álbum aseguraron a Springsteen un indiscutible lugar en el olimpo del rock. Probablemente sea la obra que mejor resume las virtudes de Springsteen gracias a su variedad tanto estilística como temática. Baladas candentes, llenas de corazón, sentimiento y alma, convergen con temas donde sale a relucir la vena más divertida y despreocupada de un autor que, por aquel entonces, se encontraba en estado de gracia, en su plenitud artística. 

Bruce Springsteen el 21 de abril de 1981 en el Palacio de los Deportes de Barcelona. Foto: Ferran Sendra

Con motivo de la presentación de The River Bruce aterrizó en la Ciudad Condal, concretamente en el Palacio de los Deportes de Barcelona, para dar el pistoletazo de salida a una relación que, 40 años después, se mantiene viva e intensa. No es difícil averiguar el motivo: aquella noche, en un concierto que comenzó a las 21:30, los afortunados que presenciaron la magia de ese torbellino escénico quedaron prendados, boquiabiertos, seguros de que acababan de asistir al mejor espectáculo de rock posible. La consideración épica de los directos de Springsteen no arrancó en aquella gira, sino desde que su carrera comenzó a despegar. Sus arrebatadoras demostraciones sobre las tablas jugaron un papel crucial en la irrupción mediática de su figura, y el ‘boss’ era consciente de ello. No es casualidad que uno de los propósitos de The River fuese representar en el estudio el arrollador sonido que la E Street Band desplegaba en directo.

Es innegable que lo consiguió, aunque, pese a la viva producción del álbum, el presente latido del grupo, la evidente sensación de comunión y pasión que transmite, no hay nada comparable a disfrutar de esta brutal máquina del rock and roll a tan solo unos metros de distancia, siendo partícipe de la desbordante energía, infinito fervor y suave melancolía que Springsteen y sus colegas son capaces de transmitir. Lo que realmente sucedió en Barcelona aquella noche solo lo sabrán los allí presentes, pero lo cierto es que no fue una noche cualquiera, un concierto más de la gira, sino un momento que marca una trayectoria, que define para siempre la unión entre un artista y su público.

El recital comenzó con la calma previa a la tempestad. Sonó ‘Factory’ para ir calentando motores y poner al público a punto. Después, otro corte de Darkness On The Edge Of Town, ‘Prove It All Night’, primera oportunidad para rugir, para sentir una indescifrable descarga de adrenalina. Como es lógico, los pasajes de The River poblaron gran parte del repertorio. En vivo, territorio natural de la E Street Band, las canciones adquirían otra dimensión, incluso superior a la capturada en el trabajo en estudio.

Foto: Francesc Fàbregas.

‘Out In The Street’ y ‘The Ties That Bind’ aumentaron la dosis de entusiasmo de una audiencia absolutamente entregada desde el primer minuto, más aún si, entretanto, Bruce se marca una memorable interpretación de ‘Darkness On the Edge Of Town’. ‘Independence Day’ y ‘Who’ll Stop the Rain’, de Creedence Clearwater Revival, añadieron pausa y magnetismo, mientras las apoteósicas ‘Two Hearts’ y ‘The Promised Land’ volvieron a ponerlo todo patas arriba.

‘This Land Is Your Land’, composición de Woodie Guthrie, desencadenó en uno de los platos fuertes de la noche, ‘The River’, para hechizar definitivamente a los fans. Aunque, claro, lo que pasa con Bruce, más todavía en esa época gloriosa, es que los platos fuertes eran sucedidos por otros clásicos imprescindibles como ‘Badlands y ‘Thunder Road’, indiscutiblemente dos de las mayores joyas de su repertorio y que, en aquella embrujada velada, lucieron monumentales. Llegó entonces el descanso. Bruce ya se había metido al público completamente en el bolsillo. Solamente quedaba rematar la jugada para que el enamoramiento fuese permanente.

‘Cadillac Ranch’ y ‘Sherry Darling’ evitaron que el parón menguara los ánimos, y dieron paso a ‘Hungry Heart’ y ‘Because The Night’, donde las enfervorecidas gargantas del Palacio de los Deportes ejercieron de inmejorable coro. Sin duda, aquí llegamos al punto álgido del concierto. Tan emocionante, que hasta el propio Springsteen parecía poseer fuerzas extra impulsadas por la abrumadora acogida que estaba sintiendo. Tras ‘You Can Look’, era hora de la traca final: ‘Point Blank’, ‘Racing in the Street’, ‘Backstreets’, ‘Ramrod’, ‘Rosalita’ y ‘Born to Run’. Piel de gallina solamente al escribir sus títulos. Puro Bruce Springsteen, pura pasión. Absolutamente sublime. ‘Detroit Medley’ y ‘Rockin’ All Over the World’ cerraron la noche.

Foto: Emilio Cabida.

Una noche marcada a fuego en la memoria de todas las personas que la vivieron, y trasladada a las que, como yo, ni siquiera habíamos nacido. Un ejemplo perfecto de que la música traspasa fronteras y generaciones. Aquel 21 de abril de 1981 Springsteen y Barcelona sintieron lo que se denomina amor a primera vista. En su última visita, en 2016, las llamas ardían como en el primer encuentro. Indudablemente, cuando la maldita pandemia lo permita, y la E Street Band regrese a la carretera, Barcelona le esperará con los brazos abiertos en lo que será un reencuentro, nuevamente, inolvidable.


Con motivo del 40 aniversario del concierto publicaremos una serie de artículos durante varios días, empezando hoy, donde revisaremos las vicisitudes que se sucedieron hasta que se confirmó la visita de Bruce Springsteen a Barcelona por primera vez, la reacción de la prensa ante su visita y las crónicas publicadas posteriormente. Todo ello documentado con fotos, recortes de prensa y memorabilia.

Lee el primero: Barcelona 1981 – 40 años – Parte 1

La segunda juventud de Little Steven

Little Steven & The Disciples of Soul. Sala Razzmatazz, Barcelona, 7 diciembre 2017.

Texto: Mariano de la Torre
Fotos: Rubén García Carballo

Nunca es tarde si la dicha es buena. O eso dice el refrán. A pesar de lo manido de la expresión, es una de esas piezas de la sabiduría popular que no parece pasar de moda. Y que se puede aplicar, sin duda, al protagonista de estas líneas: Steven Van Zandt.

Después de un lapso de dieciocho años en los que, entre muchas otras cosas y como el mismo interesado reconocía durante su concierto en Barcelona, había estado “jugando a gangsters”, en referencia a su larga estancia como personaje en la multipremiada serie The Sopranos, y más tarde, en su propia criatura, Lilyhammer. Van Zandt, envuelto en su alter ego más auténtico -al menos para el que escribe estas líneas- se presentaba en Barcelona por segunda vez en un año para defender el relanzamiento de su carrera en solitario.

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