Bruce Springsteen volvió a Australia tres años después de su última gira allí. Y lo hizo con fuerza, con un concierto de tres horas y media repleto de perlas y éxitos, y con un claro mensaje político. A nadie le sorprende que Springsteen se implique en la política de su país, ni que hable con claridad en sus conciertos.
En Perth, durante su primer concierto, lo hizo. Y sin ambigüedades. Tras la apertura con «New York City Serenade» (sección de cuerdas incluida) habló sobre las manifestaciones anti-Trump en todo el mundo:
«Estamos muy lejos de casa, y en nuestra mente y nuestros corazones están los cientos de miles de mujeres y hombres que en cada ciudad americana, y en Melbourne, se han manifestado contra el odio y la división y en apoyo de la tolerancia, la inclusión, los derechos reproductivos, los derechos civiles, la justicia racial, los derechos LGBTQ, el medio ambiente, la igualdad de género, la asistencia sanitaria y los derechos de los inmigrantes. Estamos con vosotros. Somos la nueva resistencia americana».
Una a una Springsteen y la E Street Band interpretaron las canciones de mayor cariz político y descriptivas de la sociedad americana, desde «American Skin» a «The Promised Land», «Darkness on the Edge of Town», «My Hometown», «Lonesome Day» o «Land of Hope and Dreams».
Como ya hizo en la última fase de la gira americana de The River, el repertorio vino repleto de canciones de sus primeros dos discos (incluyendo las apoteósicas «Kitty’s Back», «Incident on 57th Street» o «Rosalita»), ofreciendo un buen equilibrio entre temas más desconocidos para la mayoría y los éxitos que no faltaron («Badlands», «Born to Run», «Dancing in the Dark», «Darlington County», «The Rising», «Bobby Jean»…). La sorpresa fue la inclusión de «Blood Brothers» en versión acústica como primer bis, tras una petición masiva en las primeras filas, repletas de carteles.
Springsteen llegó a Australia a principios de semana y estuvo ensayando varios días en el pabellón de Perth, además de ofrecer una rueda de prensa tras las pruebas de sonido del primer concierto.