«American Beauty» – En el laberinto

por Héctor G. Barnés

Este no es un disco de descartes. En todo caso, es un disco de descartes de descartes. Se trata, al mismo tiempo, del que probablemente sea uno de los trabajos de la discografía de Springsteen más difíciles de catalogar. No sólo porque no haya un discurso que lo focalice todo como suele ocurrir en grandes álbumes de su autor, sino porque, aún más que en High Hopes, estos temas pertenecen a momentos y facetas muy diferentes de Springsteen, y raramente interactúan entre sí. Una vez conscientes de ello, las cuatro canciones de American Beauty son como espejos reflectantes en el laberinto de referencias que siempre ha sido la prolífica producción de su autor. Canciones que recuerdan a otras, pero también, canciones que invocan a los Springsteen que conocimos durante los últimos años, y anticipan a aquellos que nos faltan por conocer.

AMBEAUTY PROMO
“Belleza americana, ¿serás mía para siempre en esta carretera, contando las líneas blancas?” Aquel verso que en «Gypsy Biker» reflejaba la desesperada huida hacia adelante de su protagonista, se convierte en el tema titular del disco en un eufórico retorno a las promesas de Born to Run, matizadas por la melancolía de Magic. Como ha dicho Springsteen en infinidad de ocasiones, no se escriben tantos buenos versos como para desperdiciarlos, y aquí reaparecen líneas de «Down in the Hole» y «Livin’ in the Future». Probablemente nada más que una maqueta que nunca llegó a ser terminada hasta el año pasado, «American Beauty» es la mejor muestra de lo que ocurre cuando su autor intenta recuperar las formas musicales de su juventud (como también ocurría con sus primas hermanas «Frankie Fell in Love» y «My Lucky Day»): cada cosa tiene su tiempo y su lugar, y probablemente Springsteen tuviese toda la razón al lamentarse, a finales de los noventa, de que había perdido su voz rockera. Que compare esta canción con Exile on Main Street, como ya hiciera con «Frankie Fell in Love», no quiere decir mucho, aparte de que quizá no haya escuchado demasiado bien el clásico de los Rolling Stones: no hay nada aquí del exuberante abandono de aquel disco, sino esa pesada y fría sobreproducción a la que recurre Springsteen cuando quiere recordar a Spector. Lo peor del lote, quizá porque «American Beauty» es Springsteen intentando hacer lo que se espera de él. Y deja un detalle para la polémica: asegura que es algo así como Exile on E Street Band… Cuando el único miembro de la banda que aquí toca es el teclista Charlie Giordano.

Más simpática resulta «Hurry up Sundown», una canción que nos vuelve a recordar que quizá su autor está más cómodo en los últimos años haciendo pop y sacando lustre a una buena melodía que apretando los dientes y empuñando la eléctrica. Muy en la línea de los últimos discos de REM, el tema concilia el escapismo del tedio cotidiano de «Queen of the Supermarket» con el romanticismo kitsch de «Kingdom of Days» o «This Life». Lejos de la sutileza del mejor sunshine pop, una buena liposucción favorecería a un tema, no obstante, más apreciable que «American Beauty».

Pero si algo hay aquí que pueda interesar al fan son «Mary, Mary» y «Hey Blue Eyes», que reúnen algunas de las cualidades de las mejores composiciones de su autor en los últimos 30 años. «Mary, Mary» es una bonita compañera de canciones como «Two Faces» o «Leah», uno de esos sentidos medios tiempos que reflexionan sobre las alegrías y derrotas del amor a partir de pequeñas pinceladas líricas, y que también evoca la juventud perdida de «Girls in their Summer Clothes» o «The Last Carnival». ¿Mi momento preferido del EP? Cuando Springsteen canta «summer storm blew in soft and cool» llevado en volandas por el bucle de cuerdas a lo Van Morrison que puntea la canción, uno de esos pequeños espejismos que recuperan al Springsteen más sensorial, el que era capaz de crear imágenes en cinemascope con cinco palabras y dos notas. La sobriedad del tema proporciona una interesante vía de futuro para el Springsteen maduro.

Algo semejante ocurre con «Hey Blue Eyes», turbadora alegoría de los Estados Unidos de Bush que nos presenta al Springsteen más sórdido: “esta noche te tendré desnuda y gateando, atada a mi correa”. Es el lado oscuro de «Worlds Apart», pasado por el filtro lírico del John Wesley Harding de Dylan, un tema que sacado de su contexto quizá pierda parte de su potencia, pero que publicado en 2007 podría haber significado un importante golpe en la mesa por parte de Springsteen, que quizá se encontraba poco cómodo con la dureza de la letra. Sea como fuere, en su parsimoniosa elegancia, «Hey Blue Eyes», junto a «Mary Mary», harán soñar a unos cuantos con el retorno del Springsteen más intimista, aquel que tiene por delante el reto de dejar para la posteridad alguna que otra obra maestra más a la altura de la leyenda del de Nueva Jersey.

(American Beauty se publicó en vinilo el 19 de abril, en una edición limitada especial para el Record Store Day. También se puede comprar en formato digital en iTunes y Amazon, o escuchar en Spotify)

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