Bruce Springsteen despidió su gira europea 2013 con dos conciertos en Kilkenny, Irlanda. El buen tiempo acompañó y la lluvia apenas hizo acto de presencia. Estábamos preparados para el final (al menos para los fans europeos) de la gira Wrecking Ball 2012/2013. Los espectaculares repertorios de los conciertos de las últimas semanas crearon unas expectativas enormes a toda la inmensa tropa de fans que siguen al artista de ciudad en ciudad. El set list cambiaba a diario de forma drástica, dejando sólo 5 ó 6 canciones (de una treintena) como fijas. La aparición de numerosas canciones de The River y The Wild, The Innocent… en recientes actuaciones presagiaba que Springsteen preparaba algo especial. Tras interpretar los discos Born to Run, Darkness y Born in the USA en numerosas ocasiones en Europa, parecía que era el turno de abrir el baúl y sorprender con algunas de sus joyas escondidas.
Llegó el día. Y sorprendió, pero en sentido contrario. Ninguno de los numerosos rumores que circulaban se cumplió (qué si estaba Patti y tocarían el álbum Tunnel of Love, que si la orquesta de Morricone estaba allí y caería el Wild entero, que si Bono haría una aparición estelar, que The River sonaría al completo una de las dos noches…). En el backstage su equipo reconocía el cansancio acumulado y las ganas de volver a casa. En la pista, todo era ilusión por un final de gira previsiblemente apoteósico.
Springsteen salió al escenario y simplemente cumplió la noche del sábado: cansado, sin la energía desbordante habitual (sí, sabemos que mucha gente no nota la diferencia entre una noche y otra y la sola presencia del artista es suficiente, pero eso es harina de otro costal y a un artista de su nivel se le exige más que un simple «cumplir»), la megafiesta para las masas funcionó ante el público con más litros de cerveza en vena de Europa. Un buen concierto (nadie podrá decir que Bruce da un mal concierto), pero para el sector más veterano del pit fue una auténtica decepción. A pesar de «Stand on It», «Shake» o «Long Time Coming», el concierto se quedó en ‘interruptus’. Buenos temas sobre el papel, pero la interpretación a años luz de su mejor nivel.
Cuando a medio concierto, tras un inicio vacilante, anunció que iban a tocar Born in the U.S.A. al completo, hubo más de una deserción, incluso en las primeras filas, y bastantes «oh, no…» de quienes habían soñado con una noche especial, por lo menos como lo habían sido los conciertos en Leeds, Cardiff o Limerick.
Born in the USA tendrá admiradores y detractores, pero toca reconocer que son las canciones que más millones de veces ha tocado durante décadas y en ningún caso se puede considerar «un regalo» el hecho de que Springsteen las toque en un concierto. Fue la noche de las canciones más archirepetidas y conocidas, los éxitos comerciales que cayeron uno tras otro, dejando de lado algunas de las mayores joyas de su repertorio. Sólo «Drive All Night», ya en los bises, puso la nota destacada. Y de qué manera. Acompañado del extraordinario Glen Hansard (ex-Frames y protagonista del film «Once»), bordaron una versión descomunal, emocionante y llena de pasión.
Los bises parecían un concierto distinto y Springsteen resurgió para un final más que digno que dejó un buen sabor de boca (enormes «Shout» y «This Little Light of Mine») a una noche agridulce y olvidable.
El domingo Springsteen pisó el acelerador y tras el arranque festivo con «This Little Light of Mine» llegó una acelerada «My Love Will Not Let You Down» y un «Badlands» a piñón, para luego ofrecer «Adam Raised a Cain» sin tregua. A la emotiva «American Skin» le siguió «The Promised Land», un auténtico alegato social a través de sus canciones, con el recuerdo de la sentencia del caso Trayvon Martin aún reciente.
Max había comentado el primer día que habían ensayado algo especial. Y se cumplió: Bruce recogió diversos carteles y comentó cada uno de ellos, agradeciendo a los fans que le habían seguido durante meses con los mismos carteles. A continuación tocaron tres canciones que para nada sonaron improvisadas: arreglos impecables, excelente trabajo de los coristas y de toda la banda en general. La primera fue «Wild Billy’s Circus Story», en honor a un persistente fan finlandés que se pasó semanas pidiendo esa joya perdida. Sonó inmensa, con el mismo toque nostálgico de la versión original, con Clark tocando la tuba y Roy al acordeón.
La segunda sorpresa fue la inclusión de «Man at the Top», a petición de Marcos ‘Sinaita’. Originalmente escrita en 1984 durante las sesiones de Born in the USA (y felizmente recuperada en la caja Tracks), era sólo la tercera vez en su carrera que tocaba esta estupenda balada en directo. Y brilló, con los coristas y toda la sección de vientos acompañando a Bruce en el frontal del escenario.
A continuación Bruce se dirige al lateral derecho del pit y recoge el cartel de Helen y el grupo de inglesas que pedían «When You Walk In The Room», el temazo de Jackie DeShannon que deslumbró en los años 60 y que Springsteen tocaba con frecuencia en 1975 en pequeños clubs (incluyendo el legendario concierto en el Bottom Line de Nueva York, transmitido en directo por radio y pirateado incesantemente durante años). Fue un momento estelar, inimaginable, con una interpretación brillante (y claramente ensayada) con la guitarra de doce cuerdas.
Llegado este punto ya ni pensábamos en que podría tocar un álbum completo. La actitud, entrega, energía y fuerza del concierto estaba ya al nivel de sobresaliente y sabíamos que no podía repetir lo del día antes, así que la partida estaba ganada. Y anunció que iban a tocar Born to Run completo. No era el disco que muchos estaban esperando (los rumores de The River no habían cesado hasta entonces), pero la forma en que interpretó esa obra maestra superó las expectativas. Intenso, vital, portentoso… las guitarras saltaron durante «Night», la emoción nos invadió con «Thunder Road» y ese espectacular final con la sección de vientos, «Backstreets» sonó memorable, «She’s the One» y una renacida «Born to Run» nos hicieron temblar… y el mágico duo formado por «Meeting Across the River» (fantástico trabajo de Curt Ramm a la trompeta) y «Jungleland» culminaron la proeza. La anécdota de la noche fue la eliminación de «Waitin’ On A Sunny Day», por primera vez desde 2009.
La recta final del concierto fue de nuevo para los éxitos y el delirio del rock’n’roll, pero esta vez interpretados a ritmo vertiginoso, como Springsteen sabe, sin concesiones y bordando el cierre con una gran versión acústica de «This Hard Land», después de agradecer el trabajo de todo su equipo, de acordarse de los fans infatigables que le siguen noche tras noche y de recordar hasta siete veces que «volveremos, volveremos, volveremos, volveremos…» (lanzando un mensaje claro a todos los agoreros y difusores de rumores de «última gira» o «fin de la E Street Band»).
Una vez se complete el periplo final por Sudamérica en septiembre, la gira habrá durado 19 meses, durante los cuales han visitado Europa dos veces, además de Estados Unidos, Sudamérica y Australia, para un total de 135 actuaciones y un increíble repertorio de 240 canciones distintas.
Salvador Trepat
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Ver set list completo del segundo concierto en Kilkenny