A la vista de los resultados, es mucho mas fácil explicarse el título de Magic. Tras años de escuchar incluso a los fans mas recalcitrantes negar a Bruce Springsteen la capacidad de volver a crear himnos como los de antaño, cuesta creerse este último truco de uno de los mas hábiles prestidigitadores que nunca hubo en el mundo pop.
Ninguno esperábamos que sacase un conejo de la chistera a estas alturas de la historia. Y, sin embargo, una vez mas (y van…), el norteamericano se remanga y nos coge a contrapié de nuevo. Con esa naturalidad que exuda y que a algunos resulta tan irritante, nos endosa 11+1 preciosas canciones de alrededor de tres minutos y medio y uno no sabe si para él esto es juego de niños o si, por contra, lleva años y años planificando este Magic. Un disco concebido para recuperar aquellos tiempos en los que reinaba el vinilo y las cosas había que decirlas en mucho menos de una hora. Tiempos gloriosos, que duda cabe.
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