por Glòria Torrent Caldas
Pasaban 20 minutos de las 18.30h, hora prevista de inicio del concierto, y la puntualidad suiza mandaba prisa. El estadio Letzigrund de Zurich –completamente lleno, tanto de locales como de fans que han seguido al Boss este verano por Europa– tenía ganas de rock. Bruce Springsteen también. La intención quedó clara con el tema de apertura, “Prove It All Night”, seguido por un energético “My Love Will Not Let You Down”.
A pesar de tratarse de la gira de The River, Springsteen se desvió bastante y tan solo interpretó seis temas del álbum, dejando de lado la mayoría de las joyas del álbum. Era el final de la gira europea, así que el objetivo se centraba en contentar al público al máximo y agradecerle su apoyo. Por ello, Springsteen modificó su setlist inicial y aceptó muchas peticiones. Algunas creativas como “Trapped”, representada por un cartel de Bruce y Stevie en una cárcel y otras mucho más inusuales y arriesgadas como “None But the Brave” o “Roll the Dice” (estrenos en la gira) precedidas por momentos de conexión con el público mediante bromas sobre no estar preparado para ello.
El concierto siguió con un ritmo poco consistente ya que Bruce Springsteen mezcló temas de lo más rockeros, como “Jole Blon” o “Murder Incorporated”, con baladas como la indispensable “The River” o una cuestionable versión de “Atlantic City”, pausando constantemente el ritmo del concierto. Sin embargo, the Boss puso la piel de gallina a todo el estadio con su emotivo “American Skin (41 Shots)”, justo un día después de los tiroteos en Texas.
El público suizo, de actitud seria y ordenada, se mostró bastante apagado al inicio del espectáculo a los ojos de una latina como yo, ansiosa de Bruce ya que era el primer y único concierto de la gira al que podía asistir. A medida que el show avanzó, sin embargo, la dinámica cambió y el público se animó especialmente con el repertorio final de grandes hits.
Como manda la tradición, Springsteen sacó a cantar en la parte final de “Waitin’ On a Sunny Day” a un niño espabilado que aprovechó el momento para correr hacía la batería y pedir las baquetas a Mighty Max, ante la incredulidad de Bruce. También invitó a gente a subir al escenario para bailar durante “Dancing in the Dark”, pero en esta ocasión, en vez de encontrar una substituta de Courtney Cox, el escenario se convirtió en un corral con varias chicas yendo de un lado a otro como si de las Ramblas se tratara.
El previsible, pero deseadísimo y efectivo bis empezó con la mítica “Jungleland”, con una brillante actuación de Jake Clemons. Tampoco faltaron los coreados “Born to Run”, “Born in the USA” y el conmemorativo “Tenth Avenue Freeze-Out”. No obstante, la gran ausente fue “Thunder Road”, prevista en el setlist pero dejada de lado finalmente.
El colofón final de la gira europea estuvo marcado por la legendaria descripción de la E Street Band, la nostálgica “Bobby Jean” y un extensa y celebrada “Twist and Shout”.