Las pruebas de sonido a media tarde prometían: Bruce estaba ensayando «Frankie» y «Where The Bands Are», señal inequívoca de que preparaba cambios para la segunda noche en Goteborg, como suele hacer en todas las ciudades donde da dos conciertos seguidos. Una lluvia torrencial dejó completamente empapados a los seguidores más tempraneros, en la larga cola de acceso al césped. Pero su pena se compensó horas después: a las 20:48 empezaba el que muchos fans consideran ya el mejor concierto de la gira.
«Who’ll Stop The Rain?», con la E Street Band al completo, dio paso a «The Ties That Bind», y ésta a «Out in the Street, «Downbound Train», «I’m Goin’ Down» y «My Lucky Day». De nuevo un inicio sorprendente y apabullante, al que puso la guinda una inesperada y contundente «Lost in the Flood», a petición de un fan.
Y luego llegaron «Saint in the City» («Una canción afortunada, con ella conseguí mi contrato. ¿Quién de vosotros estaba vivo en 1973? –gritos del público– ¡Anda ya! «), con su explosión eléctrica al final, seguida de un estreno esperado: «Frankie», la bellísima balada escrita en 1976, grabada para Darkness y Born in the USA, pero que no vería la luz hasta la edición de Tracks en 1998, y de ahí a «The River», perfecta, estupenda en esta gira, con los sentimientos a flor de piel, enlazando con la romántica, pero furiosa, «Because the Night», en una versión tan encendida que Nils tiene que repetir el solo tres veces ante la insistencia de su jefe.
Llegado este punto el público sabía que estaba ante una noche especial, con Springsteen y la banda totalmente en racha, en estado de gracia, con un set list impredecible (como la segunda noche en París), y la fiesta siguió con «Lonesome Day» y «Hungry Heart», y de ahí al desenfreno de «Shackled and Drawn» y «Waitin’ on a Sunny Day», para de nuevo sorprender con el estreno de «Where The Bands Are», un trallazo de power-pop que raramente toca, en una versión inédita, dedicada a todos los fans: empieza cantando en solitario la primera estrofa, antes de que la banda entre con fuerza y la canción recupere su forma original. «Backstreets», en una versión memorable, impactó con fuerza en un público ya en éxtasis, y de ahí a «Badlands» y la vibrante «Land of Hope and Dreams», cerrando la parte inicial del concierto.
«Thunder Road», ya en los bises, añadió emoción a un concierto ya de por sí histórico, con las habituales «Born in the U.S.A.» y «Born to Run» a continuación y el estadio desquiciado, pero aún llegaron «Ramrod» (poco frecuente), «Dancing in the Dark» y «Tenth Avenue Freeze-Out». Y entonces… Bruce habla de una canción que no han ensayado, que la dedica al Big Man, que Suecia era un sitio muy especial para Clarence… y suenan las primeras notas de «Jungleland», y no hay palabras ya, porque el estadio grita y luego queda en silencio y, afirman los asistentes, las lágrimas del público podrían llenar ríos, porque el momento es el más emotivo de la gira. Llega el momento de Jake, bordando el larguísimo solo, abrazándose a Bruce y a Roy al final, desbordando emociones tras el rugido del público. Demasiado para una noche. Bruce da entonces las gracias «por dos noches sorprendentes, este es un sitio fantástico para nosotros» y pide la guitarra «para mandar a esta gente a casa bailando», antes de poner fin a un concierto espectacular con «Twist and Shout» y «La Bamba».