Jueves 16 de febrero: Théâtre Marigny, París. 160 periodistas se congregan en el cuartel general de Sony dos horas antes. Nadie sabe dónde se encontrarán con el cantante hasta que les trasladan en autocar hasta el teatro parisino. El secretismo es total. Una vez allí, asisten a una audición exclusiva del nuevo disco Wrecking Ball, y a continuación el propio Bruce sale al escenario y les atiende en persona, contestando a sus preguntas, en un evento presentado por el periodista Antoine de Caunes. Los periodistas escuchan con atención, y la respuesta es más que positiva: algunos se entusiasman con lo que oyen. Será por el disco, será por la presencia, siempre imponente, del propio artista. Sólo se les pone una condición, propia de otros tiempos: no pueden hablar del disco ni publicar críticas hasta el 27 de febrero.
Foto: Danny Rose/via Instagram-Twitter
Por suerte, diversos medios se han saltado la imposición y hoy hablan libremente de las canciones del álbum y la rueda de prensa de ayer. En El Periódico Manel Fuentes afirma que «Springsteen se mostró esperanzado con el movimiento de los indignados de EE.UU.», y cita al propio Bruce: «Han cambiado el tema de conversación de mi país. La gente habla de economía, de redistribución de la riqueza. Mi música se mueve entre la realidad y el sueño americanos, y a veces ambos están muy alejados el uno del otro». Tras la audición del disco, Fuentes lo describe como un álbum con «percusiones poderosas, gospel y música tradicional americana junto a guitarras rockeras y estribillos pegadizos que harán que los estadios de la gira estallen».
Juan Peces, envíado especial de El País, habla de un Springsteen «generoso en las confidencias y propenso a la chanza» y de un disco donde el artista «ha puesto mucho énfasis en la potencia –ritmos robustos, cuerdas duras y letras comprometidas-, como si quisiera elevar los corazones y llamar a la acción en tiempos de penuria». Según Peces, Springsteen se mostró decepcionado con Obama durante la rueda de prensa y comentó que el presidente «ha sido más amigo de las grandes corporaciones de lo que me habría gustado».
En el Irish Times, Ruadhan Mac Cormaic destaca que «la primera mitad del disco nos muestra al Springsteen más enfadado». Y añade: «Es un disco estilisticamente innovador, tomando sonidos folk, gospel y rap.”
Andy Gill, del británico The Independent, se muestra entusiasmado con Wrecking Ball: «El disco suena de maravilla, una apasionada mezcla del sonido potente de Springsteen mezclado con rock-folk musculado, música irlandesa rebelde y gospel que Springsteen nos explica que es el resultado inevitable de ‘tener el cerebro completamente lavado por el catolicismo en mis primeros años. Eso me ha dado una vida espiritual muy activa… y me ha complicado mucho las cosas sexualmente!».
Aunque quien más a fondo trata el tema es Neil McCormick en The Telegraph, donde describe con detalle la rueda de prensa y desmenuza en profundidad el disco, canción a canción. McCormick encuentra que «en persona, Springsteen estaba relajado, divertido y filosófico. Preguntado sobre si su papel como voz en la protesta es una carga, se ríe a carcajadas al responder ‘Estoy terriblemente apesadumbrado por la noche cuando duermo en mi enorme casa. Me mata’, bromea. ‘La vida del rock es genial, no dejes que nadie te diga lo contrario». Para el periodista «A pesar del tono de himno rugiente y con agallas del la canción inicial, We Take Care of Our Own, Wrecking Ball no es el típico disco de ‘vuelta a los orígenes con la E Street Band’ que Springsteen ha ido probando en estos últimos años. Rebuscando en las estridentes raíces de la Seeger Sessions, con referencias al gospel, folk y blues a la vez que utilizando loops, una pizca de hiphop y una mezcla más cruda que enfatiza las voces, Springsteen se muestra con ganas de crear puentes entre el pasado y el presente, encontrando resonancias contemporáneas en las fuentes eternas».
De los comentarios de la prensa extraemos un resumen descriptivo de cada canción:
1. We Take Care of Our Own
«Himno musculoso del orgullo de la clase obrera y la unión de los americanos» (The Telegraph)
2. Easy Money
«Grito de alguien desesperado (…) en un mundo sin reglas» (El Periódico)
«Un contundente ritmo con un alegre aire celta lleno de rasgueos de violines y guitarras acústicas. Su jovialidad a medio camino entre el zydeco y el glamrock sorprende cuando te das cuenta de que es una canción sobre un par de estafadores listos para usar la violencia para llenar sus carteras» (The Telegraph)
3. Shackled and Drawn
«Estribillo repetido hasta la saciedad que será coreado por todos» (El Periódico)
«Springsteen canaliza la exuberante energía de las canciones folk que grabó para The Seeger Sessions, donde un lamento suena como una fiesta» (The Telegraph)
4. Jack of All Trades
«Otro lamento por las dificultades de los parados, en forma de una nana de rock’n’roll de los años 50, con una trompeta solitaria añadiendo florituras soul» (The Telegraph)
5. Death to My Hometown
«La muerte en una ciudad simbólica -la polis ubicua- donde no hicieron falta ‘ni bombas ni cañones ni dictadores’, porque ya hicieron el trabajo sucio ‘los buitres que destrozaron nuestras familias y los ladrones avariciosos'» (El País)
«Un ritmo marcial conduce esta marcha folk sobre una ciudad fantasma» (The Telegraph)
6. This Depression
«Iguala la depresión económica a la emocional, con una melodía delicada enfrentada a un duro golpeo de batería creando un efecto lúgubre» (The Telegraph)
7. Wrecking Ball
«Bella metáfora de cómo el futuro se carga tradiciones y templos llenos de recuerdos» (El Periódico)
«El lento ardor clásico de la E Street Band, una narrativa desafiante (…) con la voz de Bruce siempre amenazando de explotar. Y cuando lo hace, va dirigida por trompetas, y no saxo ni guitarra» (The Telegraph)
8. You’ve Got It
«Una llamada inequívoca a la sensualidad» (El País)
«Rockabilly puesto al día en el siglo XXI» (El Periódico)
«Canción de amor optimista, una pequeña joya de pop-rock conducida por la combinación de guitarras acústicas y eléctricas» (The Telegraph)
9. Rocky Ground
«Rareza bien lograda. (…) Incluye hip hop» (El Periódico)
«El tema donde una nueva idea de Springsteen aflora realmente. Un grito sampleado de «I’m A Soldier» introduce la frase de un coro femenino cantando sobre un ritmo relajado y con eco. La atmósfera insinúa el melancólico soul de Philadelphia. (…) ¿Es esta la primera canción de Springsteen que incluye a un rapero?» (The Telegraph)
10. Land of Hope and Dreams
«Aparece el inconfundible saxo de Clarence Clemons» (El Periódico)
«Es un gran final para un disco que aspira a contener el sentido clásico de la canción folk de protesta. (…) Hay incluso un sinuoso solo de saxo, el espíritu del Big Man» (The Telegraph)
11. We Are Alive
«Un final que eleva la moral a un disco reposado, que intenta canalizar el espíritu de la canción protesta a través de las raíces, el folk y el rock moderno de estadio. Una única escucha no es suficiente para decir si Springsteen lo ha conseguido realmente o no. (…) Pero tranquiliza ver que al menos un viejo roquero sigue furioso, apasionado y encarnizado para marcar la diferencia» (The Telegraph)