A pesar de ser un año sin gira oficial, el 2010 no ha sido un año vacío para Bruce Springsteen. Además de añadir dos nuevos títulos a su ya extensa discografía (Live in Hyde Park y The Promise) Bruce ha mantenido su perfil público en activo, con diversas apariciones en conciertos benéficos y en programas de televisión. El sábado 15 de enero el artista se unió de nuevo, y sin previo aviso, al elenco del festival benéfico Light of Day, con una actuación de casi dos horas acompañado por Joe Grushecky y sus Houserockers. Fue un concierto muy distinto a sus habituales apariciones en clubs como artista invitado. El precedente lo encontramos dos meses antes, en Pittsburgh.
El 4 y 5 de noviembre Springsteen fue el invitado especial de los conciertos de aniversario de Joe Grushecky en Pittsburgh, su ciudad natal: se cumplían 15 años de la edición de American Babylon, el disco que resucitó la carrera de Grushecky. Ese álbum contó con la inestimable colaboración de su amigo de Nueva Jersey, quien se puso al mando de la grabación, produciéndola, dirigiéndola y colaborando en casi todos los temas (llegando a co-escribir varios de ellos).
Cuando a mediados de octubre recibimos un correo del propio Joe invitándonos a los conciertos nos los pensamos un rato: ¿valdría la pena el viaje? Quizá sí, habiendo sido su discográfica en España durante más de una década y tras haber organizado todas sus giras en la península. Cuando al día siguiente nos confirmó que contaría con la presencia de su amigo de Nueva Jersey se disiparon todas las dudas. ¿La crísis? De perdidos al río; sólo se vive una vez y no hay tiempo para arrepentimientos. Con la excusa del viaje a Pittsburgh nos plantamos en Nueva York dos días antes, a tiempo para disfrutar de la ciudad y ver el concierto benéfico Stand Up For Heroes, donde Bruce arrolló durante casi media hora con versiones de «Kitty’s Back» y «Open All Night» con la inmensa Max Weinberg Big Band. Una gozada breve pero intensa (unos días después, y por pura casualidad y ‘perfect timing’, vimos a Max y su banda en un pequeño teatro de Nueva Jersey, comprobando lo maravillosamente bien que tocan y lo versátil y preciso que es Max, bestia parda de la batería).
El Soldiers & Sailors Memorial Hall es un espléndido teatro clásico en la zona universitaria de Pittsburgh, con capacidad para 2.300 personas. No hace falta decir que las entradas se agotaron en minutos para las dos noches. En el ambiente se palpaba que una buena parte del público lo formaban seguidores de Springsteen. Cuando éste salió al escenario la platea explotó. Sorprendió que anunciara que él sería el telonero: así abrió la actuación con formidables versiones de «A Good Man is Hard to Find (Pittsburgh)», «For You» y «This Hard Land». Dio paso a continuación a sus anfitriones, Joe Grushecky & The Houserockers. Tras dos canciones Springsteen se unió a la fiesta y poco a poco tomó el control absoluto de la noche, ejerciendo de cantante, guitarrista y frontman. Se vió a un Bruce pletórico, con ganas, lleno de energía que gastó a raudales y de una alegría que contagió a toda la audiencia presente. Vibrante en los solos de guitarra de «Never Be Enough Time» o «Another Thin Line», paseando por la primera fila, dejándose tocar y querer e invitando al público a cantar y participar. Vimos al Springsteen más roquero y relajado, con el añadido extra de la cercanía que ofrece un teatro (algo difícil de ver en sus giras masivas).
Lo que en principio era un concierto de los Houserockers con invitado especial pasó rápidamente a ser un concierto de Springsteen acompañado de Joe y los Houserockers (nada que alegar: ¡ellos estaban encantados!). Junto al repertorio clásico de Grushecky («Homestead», «American Babylon», «Talking to the King», «Pumpin’ Iron» o «Down the Road Apiece») aparecieron innumerables canciones de Springsteen, con bastante énfasis en la época Darkness, tan de actualidad, con «Adam Raised a Cain», «Fire», «The Promised Land» o la propia «Darkness», junto a la reciente «Save my Love», sin duda uno de los momentos álgidos del concierto con ese final alargado y electrizante que le da nueva vida en directo. Tras el «Twist and Shout» de rigor Bruce cerró la noche de nuevo en solitario, con una sentida versión de «Thunder Road». Por la noche Joe nos invita a su fiesta privada post-concierto: copas, buena música y buena compañía (incluyendo la del amigo de Nueva Jersey, al que nadie molesta).
Al día siguiente, 5 de noviembre, repetición de la jugada. De nuevo Bruce ejerciendo de telonero, con impecables versiones acústicas de «Your Own Worst Enemy» (¡qué maravilla!), «Bobby Jean», «I’m On Fire» y «This Hard Land». El concierto con los Houserockers fue practicamente idéntico, con pequeños cambios. A saber: «Johnny 99», «Pink Cadillac», «Light of Day», «Glory Days» y «Burning Love». La conclusión que extraemos es que se ve a Springsteen con muchas ganas de escenario, y entre bambalinas corre el rumor de que se planea una gira para verano del 2011.
Adelantamos ahora dos meses y nos encontramos ahora en Asbury Park, donde durante 3 días se celebra el festival Light of Day, destinado a recaudar fondos para la investigación de una cura a la terrible enfermedad de Parkinson. Más de 70 grupos tocan durante 3 días en diferentes clubs de la renacida Asbury Park (llena de clubs, bares y restaurantes junto a su famoso boardwalk). El viernes 14 de enero se abre la veda con una docena de conciertos en el mítico Stone Pony, local de mil y una correrías nocturnas de Springsteen y sus amigos. Allí vemos a la banda de blues del fotógrafo Danny Clinch (la más que digna Tangiers Blues Band), al clásico Sonny Kenn quien deleita con un estupendo set de rockabilly de los 50, y la aparición de Joe Grushecky para un breve set acústico. Noche de rock y cerveza para abrir boca.
El plato fuerte llega el sábado en el precioso teatro Paramount, situado al principio del boardwalk de Asbury Park. Aquí se grabó el DVD con la actuación del Darkness al completo que aparece en la caja The Promise. Tras varios teloneros llegó el turno para Jesse Malin, posiblemente la mejor actuación de la noche. Acompañado de una banda sólida y super contundente, un Jesse electrizante arrasó desde el minuto uno, y cerró su magnífica actuación con «Broken Radio» a duo con el mismísimo Springsteen, quien hacía la primera aparición de la noche. El incombustible Willie Nile derrochó su pasión habitual y, de nuevo, contó con la presencia de Springsteen al final de su set, con una larga versión de «Heaven Help the Lonely».
Alejandro Escovedo fue el siguiente en subir a escena, esta vez para un set acústico acompañado de su guitarrista. Media hora de tesoros reposados (quizá debería haber actuado antes de Jesse Malin, pues las apariciones previas de Bruce dejaron al público demasiado excitado para prestar atención a melodías en acústico) que culminaron con «Always a Friend» a duo con Springsteen, generoso como siempre con sus amigos. Y cuando se esperaba la entrada de Joe Grushecky al escenario, se repitió de nuevo el mismo guión que en Pittsburgh: Bruce apareció con su guitarra acústica, para ejercer de nuevo de telonero de Joe, y bordó una preciosa versión de «Your Own Worst Enemy», seguida de una muy coreada «This Hard land».
Ya con los Houserockers en el escenario estalló hora y media de rock’n’roll bajo el liderazgo absoluto de Springsteen, quien con ligeras variaciones interpretó casi las mismas canciones que en los conciertos de noviembre en Pittsburgh, en un set más abreviado pero con el añadido de la espléndida «One Way Street», de The Promise. «Thunder Road» fue de nuevo la encargada de poner el broche final a una velada inolvidable y, seguramente, la mejor actuación de Springsteen en un Light of Day, festival en el cual ha actuado ya en 8 de las 11 ediciones, siempre por sorpresa y sin previo aviso.
Ver set list completo de Pittsburgh 4 Nov 2010
Ver set list completo de Pittsburgh 5 Nov 2010
Ver set list completo de Asbury Park 15 Enero 2011
fotos: John Cavanaugh/Rocktography