Con un «Bona nit, València» se presentaba Springsteen en la ciudad por primera vez; «es mi primera vez aquí en Valencia. Vamos a divertirnos». Si en Madrid el jetlag y el frio hicieron efecto en la pista y también en el escenario, en la música, y en el ambiente general, aquí Springsteen y su Seeger Sessions Band no podían haber ofrecido mejor debut. Sabía que gran parte del público nunca le había visto en directo, y no defraudó. Desde el inicio con «John Henry», el tren de la Seeger Sessions Band arrolló Valencia. Fue una de esas noches del Springsteen feliz y explosivo, derrochador de energía, llevando su voz al extremo para enfatizar frases y palabras, y capaz de dominar a 25.000 espectadores con un solo gesto.
Cambió 3 temas respecto al concierto anterior: «Johnny 99», (en el lugar de «Atlantic City» -ambas del álbum Nebraska-), «Growin’ Up» (con música nueva), y un estreno: «Love of the Common People», canción que tocaba en la gira por primera vez. Por la tarde, durante las pruebas de sonido, un Bruce con gafas oscuras y una pinta que recordaba su imagen de los años 70, estuvo hora y media ensayando esta canción y también «Youngstown», aunque ésta quedó de momento en el tintero. Su afan de perfeccionismo es conocido, y los ensayos de media tarde dan fe de ello. La prueba no acabó hasta que el artista quedó convencido de como sonaba la nueva canción.
Nueva entre comillas, porque dicha canción fue escrita por John Hurley y Ronnie Wilkins en 1967 y grabada por innumerables cantantes de country y rock, la mayoría norteamericanos. Existen versiones por Elton John, Waylong Jennings, Wanda Jackson, John Denver, Pat Boone e incluso Paul Young (quien la popularizó en los años 80).
Ayer, según avanzaba la noche y la conexión con el público, los músicos de la Seeger Sessions Band (multi-instrumentistas en su mayoría) se lanzaban desbocados en cuanto el Springsteen más generoso les daba entrada para hacer solos de guitarra, pedal steel, piano, banjo, trompeta, etc., en una orgía musical que dejó boquiabierto a más de uno.
La complicidad de estos músicos con su líder es sorprendente. Hace sólo unos meses que tocan juntos. En mayo Springsteen literalmente tenía que arrastrar a Greg Listz al borde del escenario para que ofreciera un solo de banjo. Ahora circulan y corren por el escenario, disfrutan dando solos sin cortarse antes miles de personas, y suenan como si llevaran tocando juntos toda su vida, cual E Street Band, pero a diferencia de éstos, la Seeger Sessions Band toca con una frecura, soltura y espontaneidad propia de quienes están tan boquiabiertos con todo lo que les ocurre como los que están viéndoles en la pista, y viven cada noche como si fuera su único concierto.
Como es habitual en la gira, Bruce cedió el micro en ocasiones a Marc Anthony Thompson (genial en «Eyes on the Prize») y Lisa Lowell (extraordinaria en «When the Saints Go Marching In»); incluso la sección de viento se plantó ante el micrófono principal para cantar en stacatto las introducción a «Open All Night».
Si es que es posible en medio de tantas canciones y tantos momentos especiales, cabe destacar las versiones de «Mrs. McGrath» y «Poor Man», seguramente los diez minutos más emocionalmente intensos del concierto, o esa renovada (pero no menos emotiva) de «The River».
Quizá no llenó (aunque estuvo cerca). Mala suerte para quienes se quedaron en casa. En un futuro, si vuelve a Valencia, seguro que no se lo perderán. Springsteen, como los leones, dejó huella y marcó el territorio en Valencia.
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